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Nombre: Mr. Woodstock
Ubicación: México, Distrito Federal, Mexico

Escritor, Publicista, Consultor, Aventurero, Alegre, Amigable, Filósofo.

jueves, febrero 01, 2007

LOS RICOS TAMBIÉN MUEREN.

Hoy, llevé el auto de mi hijo al taller para que le terminaran de arreglar algunos detallitos de hojalatería, y no tuve de otra, que regresarme en una "elegante pesera". Mientras esperaba, pacientemente, me percaté que estaba a la salida de un hospital.

Por su puerta veía un desfile interminable de pacientes, imágenes vivas del dolor humano.
Un hombre desciende de un lujoso auto, seguido de sus escoltas (léase "guaruras"), un estirado y elegante chofer le abre la puerta trasera y lo ayuda comedidamente a bajar.
Todo indica que es algún importante personaje; sin embargo, aquí se ve igual a los demás: está esperando en la antesala de la muerte. Sus influencias de nada le sirven, ni el dinero, ni el poder.

A la muerte le tiene sin cuidado el dinero, no la impresiona el poder, y mucho menos acepta mordidas, ni le importa ninguna clase de recomendación.
No pertenece a ningún partido político, ni se le puede intimidar.
Mujeres y hombres, pobres y ricos, todos allí está hermanados por el dolor. Es como si formaran un ejército, listos para pasar revista, esperando que el general muerte decida a quién se lleva y a quién deja.

Todos están en la misma sintonía, sus caras reflejan la misma ansiedad, la misma pena, la débil esperanza, el llanto callado y la voz baja.

Seguramente, como en cualquier hospital, ya sea privado o público, los médicos y enfermeras han de realizar su misión metodicamente, sin inmutarse, pues están a costumbrados a ver de cerca a la muerte. Reglas que hay que observar sin distinción, sin sentimentalismos.

Sería muy recomendable visitar, de vez en cuando algún hospital, sobre todo cuando nos sentimos superiores, poderosos y omnipotentes. Cuando pensemos que valemos más que los demás.
Así podremos recordar nuestra temporalidad en este mundo.

A propósito de la muerte, lean los pensamientos de algunos grandes hombres.

Napoleón.- Quiero morir en acción, en la cama muere ya demasiada gente. Yo quiero ser diferente.
Gandhi.- Morir no es lo importante, lo que me asusta es no dejar huella, o no terminar mi trabajo, antes de partir.
Marco Polo.- He vivido tanto, que ya no me importa morir.
Johann Strauss.- Si mi música vive, yo viviré en ella. Si se olvida, no importa que perezca. Creo que viviré siempre al compás de mis valses.
Madame Curie.- ¡He estado tan ocupada en otras cosas, que no he tenido tiempo de pensar en ella; pero nos conocemos demasiado bien, le he ganado muchas batallas, pero sé bien que al final ella resultará vencedora!
Winston Churchill.- Hace mucho tiempo que la espero, ya terminé mi trabajo aquí, estoy preocupado y a veces me pregunto si no se habrá olvidado de mí.

Como dice un viejo proverbio árabe:
"No te enojes con tu enemigo, siéntate pacientemente a tu puerta y verás su cadáver pasar".

¡Hasta mañana!