Ahora
mismo, ¿qué oyes? ¿Hay tráfico a
tu alrededor? ¿Escuchas gritar a los vecinos? ¿Te molesta
la radio? ¿O quizás no escuchas ruidos, pero sigues oyendo el corazón de tu lap
vibrar con un ruido monótono y
continuo? Sea como fuere, estés donde estés, lo
más probable es que, como la mayoría de nosotros, te halles rodeado de perturbaciones sonoras. De ahí que el silencio total se haya convertido en la última frontera a cruzar para alcanzar la verdadera
tranquilidad, el descanso que merecemos. De ahí que
el silencio, reservado hoy sólo para unos pocos, se haya convertido en el nuevo lujo. Y es un lujo que hay que alcanzar a toda costa, pues resulta necesario no
sólo para mantener a raya el estrés, sino también para escucharse a uno mismo
-y en estos tiempos del mindfulness, pocas
tareas revisten más importancia. Y, ¿los efectos
de tanto silencio? Nada se interpondrá entre tú y tu
caudal de pensamientos.
Con ello contribuirás a regenerar las
células de tu cerebro, asentarás y darás sentido a la información que posees, y sobre todo, conseguirás extraordinarios beneficios en términos de relajación y sanación, un verdadero lujo en los
tiempos que corren.
Que el silencio te acompañe…
Que el silencio te acompañe…
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