Desde el insondable abismo

El único fenómeno del cual el mundo tiene certeza es la muerte. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros meditamos sobre ese gran trauma y nos preparamos para afrontarlo? ¿Qué sucede cuando morimos? ¿Nada? ¿Conseguimos la felicidad completa, "la vida eterna", o simplemente hay algo insustancial y vago?
Los materialistas y ateos responderían "nada". Para ellos la vida es un proceso puramente biológico; cuando el cuerpo muere la personalidad muere con él. Una vida futura es un mero reflejo del terror que las personas sienten por la muerte, por ser olvidadas.

Hoy en día muchos investigadores de fenómenos síquicos opinan que el equilibrio de pruebas sugiere que "algo" sobrevive, no necesariamente durante mucho tiempo después de la muerte, y tampoco es necesario que sea la personalidad completa. Según esos investigadores, algunas partes del sistema de memoria de un individuo y sus rasgos de personalidad parecen sobrevivir a veces durante un tiempo, permitiendo a su ser incorpóreo ser reconocido por seres vivos que le conocieron, aunque más tarde quizás se desintegre para siempre; en cuyo caso podríamos decir afirmativamente que "Sí existen los fantasmas".

Más allá del terror que producen los fantasmas, parece existir una realidad sobrecogedora donde lo físico y lo metafísico se confunden. Sin duda conocemos sólo una parte de la realidad y los fantasmas tiene con toda seguridad una explicación no reñida con las leyes físicas, pero hay un aspecto que interesa, que apasiona en muchos sentidos, y es el de sus motivos para "volver": ¿Qué razón los mantiene en el terreno incierto, en la frontera tenue que separa los dos mundos? ¿Qué les retiene dentro de unas paredes que ocuparon en vida? ¿Hasta qué punto los ambientes quedan "impregnados" de la personalidad física del que vivió allí?

La muerte parece no ser el final para algunas personas y gracias a la tecnología de este último siglo se han conseguido imágenes y pruebas de algo poco creíble para muchos.
Tal vez, mientras usted lee esto, en alguna parte oscura de su hogar alguien fuera de este mundo puede estar observándolo...

" Llegó a su casa y estaba en penumbra, sintió la presencia de algo o de alguien que la llenó de miedo y angustia"...

¡Happy Halloween!...

Para tu vida personal

Comparte todo.

Juega limpio.

No seas mal hablada.

Exprésate siempre con propiedad.

No lastimes a las personas.

Pide perdón cuando hieras a alguien.

Nunca retes a tus padres.

Siempre pide las cosas con una sonrisa.

Cuando hables con una persona mírala a los ojos.

No andes con rodeos, camina de frente.

Nunca pierdas las ilusiones.

Esfuérzate para alcanzar tus sueños.

Cree en todos, duda de todo.

Nunca pienses en voz alta.

No olvides dar las gracias

Sé siempre atenta.

Acuérdate de Dios cada mañana.

Vive una vida equilibrada:

Aprende algo.

Piensa algo.

Dibuja, pinta.

Canta, baila.

Juega.

Trabaja cada día un poco,

y duerme una siesta por las tardes.

Toma cualquiera de estos puntos y aplícalos al complicado mundo de los adultos, a tu vida familiar y a tu escuela. Piensa qué clase de mundo tendríamos si todos siguiéramos estos preceptos.

No tengas temor de ser feliz, de disfrutar lo bello, de amar

y de creer que los que amas, te aman.

¡Aplícalos siempre, y harás del mundo un mejor lugar para vivir!

Amor y Paz... ¡Y nada más!

Para iluminar tu espíritu

Niégate a ir a la velocidad que otros te impongan,

tú debes marcar tu propio ritmo.

Camina... no corras. Más vale paso que aguante,

y no trote que canse.

Nunca es demasiado tarde para ser lo que quieres ser.

Con demasiada frecuencia amamos las cosas

y nos aprovechamos de las personas,

cuando deberíamos amar a las personas

y aprovecharnos de las cosas.

Ama profunda y apasionadamente.

Puedes resultar lastimada,

pero es la única manera de vivir la vida plenamente.

No hay nada más misterioso que el amor.

La gran ambición de las mujeres es inspirar amor.

La amistad del hombre es con frecuencia un apoyo;

la de la mujer es siempre un consuelo.

Sé el mejor amigo de tu pareja.

La belleza física es pasajera. La de la inteligencia y la del carácter,

por el contrario, adquieren siempre nuevos atractivos

en el curso de los años.

No hay nada más doloroso que la infidelidad.

Los sufrimientos... nos pulen el alma;

mientras que las alegrías... le dan brillo.

La vida debe ser un cúmulo de experiencias para disfrutar,

no para sobrevivir.

Cien hombres pueden hacer un campamento,

pero se necesita una mujer para hacer un hogar.

¿Y, dónde está el hogar?

El hogar está donde el corazón ríe sin timidez

y las lágrimas del corazón

se secan por sí solas.

"La razón de amar... la encontramos viviendo.

El sentido de vivir... lo encontramos amando".

¡Hasta la próxima!...

Para quitarse el frío...

... y leyendo algo grato para entrar en calor.

Se ennoblece la vida

Cultivando tres cosas:

La bondad, la sabiduría y la amistad.

Buscando tres cosas:

La verdad, la filosofía y la comprensión.

Amando tres cosas:

La caballerosidad, el valor y el servicio.

Gobernando tres cosas:

El carácter, la lengua y la conducta.

Apreciando tres cosas:

La cordialidad, la alegría y la decencia.

Defendiendo tres cosas:

El honor, a los amigos y a los débiles

Admirando tres cosas:

El talento, la dignidad y la belleza.

Excluyendo tres cosas:

La ignorancia, la ofensa y la envidia.

Combatiendo tres cosas:

La mentira, el ocio y la calumnia.

Conservando tres cosas:

La salud, el prestigio y el buen humor.

"Haz todo el bien que puedas,

todas las veces que puedas,

a toda la gente que puedas,

en todos los lugares que puedas,

durante todo el tiempo que puedas...

y no lo menciones".

¡Salud, y disfrútenlo, hasta el final!...

El oído del moribundo

Afirman los entendidos que cuando alguien esté cerca de un moribundo deben cuidar mucho sus palabras, porque el último sentido que se pierde es, precisamente, el del oído. Qué curioso, al revés de cuando estamos sanos.
Las personas llenas de vida suelen, con frecuencia, olvidar que tienen oídos y tan sólo una boca, esto es para que comprendamos que es necesario escuchar más y hablar menos. Lo contrario de lo que generalmente hacemos.

Decimos que hablamos con nuestros hijos cuando en realidad lo que tenemos es un monólogo, sin dejarlos que intervengan; solitos nos contestamos. No pocos maestros nos enseñan, simplemente les encanta escucharse. Colgamos el teléfono de nuestra conciencia para no escucharla cuando nos habla de cosas importantes como la justicia social, la fidelidad, la honradez, el cumplimiento del deber y la responsabilidad.

Tenemos que darnos cuenta, a tiempo, de que hablamos mucho y dejamos hablar poco. Tenemos que dejar de pensar que la mejor música para nuestros oídos son nuestras propias palabras y aprender poco apoco a escuchar a los demás.

Cuántas personas hemos dejado con la palabra en la boca: Al amigo que quería darnos un consejo. A los hijos en un momento crucial para ellos. Al joven por considerarlo insensato e inmaduro. Al anciano por considerarlo anticuado y acabado. Por tratar de imponer en vez de convencer. Poco aprendemos de la vida, entre otras cosas porque no sabemos dialogar, y pocas veces intercambiamos ideas con los demás.

Tal vez, tan sólo tal vez, esta sea la razón fundamental del por qué antes de morir se afine nuestro oído y nos resistamos a perderlo, porque, aunque tarde, nos damos cuenta de lo mucho que hemos perdido.


¡Hasta la próxima!...