Contra-reloj

Haciendo cada giro de manera angular hago que el planeta gire más lento, regresando al último atardecer para volver… volver al sitio pisado, andar la calle por la que anduve, ver otra vez los lugares que quedaron en el recuerdo. De la memoria voy perdiendo fragmentos, así como palabras, que, al caer, vuelan hacia rumbos que desconozco.
Lo real y acatable de esta prosa tiene su origen en la nostalgia previa.   

Siempre es lo mismo el primer mes del año… me invade la nostalgia.   
Cuando recuerdo los años que he vivido, generalmente aparece una sonrisa. Sonrisa que en ocasiones se transforma en carcajada la cual, tristemente, termina en un suspiro al recordar a los seres queridos que fueron quedando en el camino. Pero, como siempre, la vida sigue… así que hay que afrontarla con fe, entusiasmo y alegría.