Mis amados y entrañables padres...

Están siempre conmigo.
Sé bien que no los puedo ver,
sin embargo son la luz que me permite ver.
Sé bien que no los puedo oír,
sin embargo son la voz que me guía.
En los momentos en que más solo me siento,
están siempre conmigo.
Cuando los necesito, están siempre conmigo.
En mis dudas y temores, están siempre conmigo.
Aunque no los pueda tocar, siento su presencia
porque están siempre conmigo.
Aunque falle en encontrarlos, no dejarán que me pierda.
Aunque mi fe es insegura, su fe en mi sigue viva.
Porque me conocen, porque me aman...
Están siempre conmigo...

Anoche miré hacia el cielo... Cómo no supe antes que para verlos, bastaba con tenderme de espalda.

Mi tristeza

Los perdí para siempre, ya que importa,

la vida está llena de maleza,

la dicha que me dieron fue corta...

y larga ha sido mi tristeza;

más si a los dos he perdido, ya que importa.

Y vagando en la senda del olvido

levantaré al cielo mi cabeza...

Señor, ¿a dónde voy?

Soñé con mis padres y los he perdido,

y no me queda más que mi tristeza.

Con la madurez de mis años he aprendido a vivir

con lo que es imposible cambiar.

¡Carpe Diem!...