Hay que tener mucho
carácter para soportar los tropiezos que nos impone la vida y, a pesar de todo,
sonreír, para seguir siendo uno mismo sin importar lo que digan. Por eso
debemos borrar de nuestra mente las dudas, los miedos, las críticas y los odios,
pues son estos nuestros verdaderos
enemigos. Sí, debemos mantener la fe en que podemos permanecer por encima de
todas las situaciones desfavorables a las que nos somete la vida. Debemos
sentirnos felices de ser, a pesar de todo, nosotros mismos, de ser lo que
somos, en lo que nos hemos convertido.
Las personas fuimos
creadas, espiritualmente, para hacer frente a los dolores que nos presenta la
vida. Sin embargo, solemos desbaratar el plan de Dios esperando que la vida sea
cómoda y sin problemas. Medimos la presencia de Dios en nuestra vida por el
grado de comodidad personal; creemos que Dios existe si escucha nuestras
oraciones. Pero ni Dios, ni Buda, ni ningún otro líder espiritual garantizan o
favorecen una vida sin dolor. Las enseñanzas espirituales nos ayudan a crecer,
superando o dejando atrás las experiencias dolorosas que nos dañan, que nos
lastiman, y que al final no son más que una lección espiritual.
Hasta el próximo...
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